“Nacer de nuevo”

La providencia de Dios nos vuelve a permitir encontrarnos en el Monasterio de Valvanera en lo que viene siendo nuestro tradicional encuentro de principio de curso con la intención de presentar el plan pastoral que hemos elaborado en la Diócesis y que confiamos desarrollar a lo largo del año.

Como en ediciones anteriores, nos hemos fijado, por una parte, en la reflexión que ha hecho la Iglesia universal durante estos años atrás sobre la sinodalidad, que culminó en octubre del año pasado con un documento final tras la última convocatoria del Sínodo de los Obispos. En el último número de Pueblo de Dios de julio recomendábamos su lectura para este verano y así familiarizarnos con su contenido que trabajaremos, Dm, a lo largo del curso. Se trata de analizar las sugerencias que allí se indican para ver de qué modo pueden ser integradas en las diócesis, según las características de cada lugar. La finalización de las sesiones del Sínodo no habría que entenderlas como un cierre sino como la elaboración de unas líneas de trabajo futuro que pudieran ser de utilidad pastoral a las diócesis.

Otra de las líneas que hemos incorporado en nuestro plan ha sido la responsabilidad del cristiano a la hora de hacerse presente en la vida pública, con la creatividad y valentía que surgen de la fe, y que debería ser connatural a todo bautizado. Como recordarán, esta clave formaba parte del elenco de líneas de actuación del Congreso de laicos del 2020, que queríamos continuar en nuestra Diócesis y que este año subraya la Conferencia Episcopal Española para todo el territorio nacional.

En sintonía con la reflexión de otro congreso nacional más reciente, el dedicado a la pastoral vocacional, el pasado mes de febrero en Madrid, surge otro de los puntos en el que queremos incidir en nuestra Iglesia particular para el próximo curso, el descubrimiento de la propia vocación, que supone todo un don y una dedicación que orienta nuestra vida.

Y como la necesidad de formación en la Diócesis nos ha de seguir preocupando queremos dedicar a esta cuestión otro de los objetivos del plan pastoral, con la oferta de diferentes cursos y posibilidades formativas que salgan al paso de algunas de las necesidades que podamos encontrar. Como novedad, proponemos un programa de acompañamiento que puede ser clave en el proceso de crecimiento de los jóvenes sobre esta cuestión que es fundamental para entender mejor los lenguajes de Dios.

Seguimos nuestra andadura del Año Jubilar cuya finalización está prevista para el mes de diciembre, y que realizaremos, Dm., en las tres sedes catedralicias de Calahorra, Sto. Domingo de la Calzada y Logroño. Si el significado del Jubileo es el fin de una etapa y el comienzo de otra, renovada nuestra relación con Dios, con los demás, con la creación y con nosotros mismos, la expresión de Jesús “nacer de nuevo” (Jn 3,7) nuestro lema para este curso, es todo un programa de vida renovada que viene de lo alto. La imagen de esta transformación es la pila bautismal, el comienzo de una nueva existencia en Dios. Hemos elegido la de la catedral de Calahorra, lugar de la entrega definitiva de los santos mártires Emeterio y Celedonio que hemos celebrado recientemente.

Toda esta propuesta diocesana junto con alguna reflexión adicional, la he querido desarrollar en una carta pastoral titulada como nuestro lema para este año, Nacer de nuevo, que difundiremos en la Diócesis con el deseo de que contribuya a una mayor implicación y toma de conciencia de nuestro testimonio cristiano, cada uno desde su realidad particular.

Quedamos citados, entonces, con la Virgen en su casa, en Valvanera, el 13 de septiembre donde todos estamos invitados.

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