“Dios baja para elevarnos a Él”: Mons. Santos invita a vivir la Navidad subiendo los “escalones” de las Bienaventuranzas

Logroño, 23 de diciembre de 2025 — A las puertas de la Nochebuena, cuando las familias de toda La Rioja ultiman los preparativos para el encuentro, el obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Don Santos Montoya, ha dirigido su felicitación de Navidad a todos los fieles y personas de buena voluntad a través de los canales digitales de la Iglesia riojana.

Lejos de un saludo protocolario, el prelado ha regalado a la diócesis una profunda catequesis visual y espiritual. Con la mirada puesta en un Nacimiento situado simbólicamente “en un alto”, Don Santos ha desgranado el sentido último de la Encarnación: el descenso de Dios para el ascenso del hombre.

El descenso de Dios: Un misterio de cercanía

En el vídeo, que ya circula por redes sociales y grupos parroquiales desde Alfaro hasta Haro, el obispo comienza contemplando la kénosis divina, el abajamiento del Creador. “Dios mismo, que ha bajado los escalones desde el cielo, se ha hecho uno de nosotros con el ánimo de cogernos de la mano y ascender hasta él”, explica Don Santos.

Esta imagen conmovedora sitúa la Navidad no como un mero recuerdo histórico, sino como un movimiento actual de gracia: Dios no espera arriba, sino que desciende a nuestra realidad cotidiana, a la tierra riojana, para tomarnos de la mano.

Del Pesebre a las Bienaventuranzas: El camino de ascenso

El núcleo del mensaje episcopal reside en una brillante conexión teológica entre el inicio y la culminación de la vida de Cristo. Don Santos vincula al Niño indefenso del pesebre con el adulto que, años más tarde y también “en un alto” (el monte de las Bienaventuranzas), nos mostraría el mapa del Reino de los Cielos.

Para el obispo, el camino para “vivir adecuadamente la Navidad” no es otro que el camino de las Bienaventuranzas. No son exigencias lejanas, sino los peldaños necesarios para acercarse a la cuna de Dios. En sus propias palabras:

“Dichosos los pobres, los mansos, los que lloran, los limpios de corazón, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, los que tienen hambre y sed de la justicia, los que son perseguidos por la fe. Estos son los escalones que van a permitir acercarse al Belén”.

Una invitación a la práctica de la fe

El mensaje concluye con una llamada a la acción concreta. La Navidad en La Rioja, sugiere nuestro pastor, no se celebra solo con villancicos o mesas compartidas, sino poniendo en práctica estas virtudes evangélicas. “Si los ponemos en práctica, estaremos viviendo adecuadamente la Navidad”, sentencia con serenidad y esperanza.

Cada acto de misericordia, cada gesto de paz en nuestras familias, cada consuelo al que llora y cada esfuerzo por la justicia en nuestra sociedad, se convierte así en un paso físico que nos aproxima al “misterio del Belén”.

Con este mensaje, que une la ternura del Niño Dios con la radicalidad del Evangelio, la Iglesia en La Rioja desea a todos una santa y feliz Navidad, animando a cada riojano a subir, peldaño a peldaño, hacia el encuentro con el Salvador.

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