Realizar una seria reflexión sobre la comunión, participación y misión de la Iglesia en esta nueva etapa de la historia, poniéndonos todos a la escucha de la Palabra de Dios, escuchándonos unos a otros y compartiendo lo que el Espíritu Santo nos inspira.
Una reflexión que debemos llevar a cabo de forma “sinodal”, es decir, caminando juntos, todos: parroquias (pequeñas y grandes), comunidades religiosas y grupos eclesiales, asociaciones y movimientos, como hermanos en la fe y en comunión con toda la Iglesia.