El Papa León XIV clama por el fin de las guerras: “Sólo la paz es santa”

Desde el Coliseo, símbolo de la historia humana y del sufrimiento de tantos, el Papa León XIV presidió un encuentro interreligioso de oración por la paz junto a líderes de diversas religiones del mundo, organizado por la Comunidad de San Egidio. En su mensaje, el Pontífice lanzó un llamado urgente a la reconciliación y a la responsabilidad común de las religiones en la construcción de un mundo sin violencia.

Durante su discurso, el Santo Padre aseveró que “la paz es un camino permanente de reconciliación” y subrayó que los conflictos son inevitables en la vida humana, pero que la guerra “nunca ayuda a resolverlos”.

El mundo tiene sed de paz

León XIV denunció con claridad el uso de la religión como justificación de la violencia: “Quien no reza abusa de la religión, incluso para matar. La oración no son palabras gritadas, sino un movimiento del espíritu, una apertura del corazón”. Insistió en que los templos y lugares sagrados deben ser santuarios de reconciliación y oasis de paz, donde las diferencias no separen sino que unan.

La oración en el espíritu de Asís

El Papa evocó el histórico Encuentro de Asís de 1986, convocado por san Juan Pablo II, donde por primera vez líderes de distintas religiones rezaron juntos proclamando: “nunca más unos contra otros, sino unos junto a otros”. Aquel gesto —dijo— “fue un punto de inflexión en las relaciones entre las religiones” y hoy debe renovarse ante un mundo que parece haber olvidado ese espíritu.

Agradeció a la Comunidad de San Egidio y a otras organizaciones por mantener vivo el “espíritu de Asís”, incluso en medio de la indiferencia global. Además, recordó que el encuentro coincidía con el 60º aniversario de la Declaración Nostra aetate, texto clave del Concilio Vaticano II que abrió una nueva etapa de diálogo entre la Iglesia católica y las religiones del mundo. Citando sus palabras, reiteró que “no podemos invocar a Dios, Padre de todos, si no tratamos como hermanos a los hombres y mujeres creados a su imagen”.

La guerra nunca es santa sólo la paz es santa

El Papa retomó también una advertencia del Papa Francisco, pronunciada el año anterior: “Debemos alejar de las religiones la tentación de alimentar nacionalismos, etnicismos y populismos.

León XIV hizo suyas estas palabras y elevó un llamado directo a los líderes políticos: “Poner fin a la guerra es un deber impostergable ante Dios. La paz debe ser la prioridad de toda política. Dios pedirá cuentas a quienes fomentan los conflictos”.

¡Basta! Es el grito de los pobres y de la tierra

En su discurso, el Pontífice recordó la visión del venerable político italiano Giorgio La Pira, quien soñaba con “una historia nueva del mundo, la era de la negociación”, y afirmó que ese sueño sigue siendo posible si los pueblos se atreven a creer en el diálogo, la cooperación y la justicia.

“¡Basta! —clamó el Papa—. Es el grito de los pobres y de la tierra. No podemos aceptar que la guerra siga moldeando nuestra historia”. Con este grito final, León XIV sintetizó el deseo compartido de los líderes presentes: devolver al mundo la esperanza de la paz a través de la oración, el diálogo y la fraternidad entre las religiones.

“Si el mundo no escucha nuestro llamado —concluyó—, estamos seguros de que Dios escuchará nuestra oración y el lamento de tantos que sufren. Él quiere un mundo sin guerra. Él nos librará de este mal”.

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