«El Señor te bendiga y te proteja» (Num 6,24) y colme tu esperanza : Jornada de responsabilidad en el tráfico

«El Señor te bendiga y te proteja» (Num 6,24) y colme tu esperanza es el lema de la LVII Jornada de responsabilidad de tráfico 2025. La Iglesia celebra esta Jornada cada primer domingo de julio, este año el día 6, coincidiendo con las fechas en las que mucha gente se desplaza para disfrutar de sus vacaciones. La Jornada también se celebra en torno a la festividad de san Cristóbal, patrono de los conductores y transportistas, que tiene lugar unos días después, el jueves 10.

El encargado de promover esta Jornada es el departamento de Pastoral de la carretera, integrado dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana, que ha preparado diferentes materiales, como los carteles, la estampa, los subsidios litúrgicos o una pegatina para llevar en el coche, entre otros.

Mensaje de los obispos

Con motivo de esta Jornada, los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana y el departamento de Pastoral de la Carretera han dirigido un mensaje a todas las personas relacionadas con la seguridad vial y la movilidad humana, como conductores, ciclistas, la DGT, bomberos, guardia civil, o trabajadores de gasolineras, sin olvidarse de los «usuarios de patinetes, que cada vez son más los que se desplazan en ellos». También muestran su agradecimiento a todos los transportistas de personas y mercancías que prestan «un preciosísimo servicio» a la sociedad.

En su mensaje, los obispos desglosan el lema de la Jornada para explicar su significado. La primera parte —«El Señor te bendiga y te proteja»— es «una fórmula de bendición preciosa que encierra en sí un compromiso de bendecirnos por parte de Dios». En el marco del Jubileo, la segunda parte del lema —y colme tu esperanza— hace referencia a la virtud teologal que debe ser un pilar al que agarrarse en la carretera, poniendo los medios para un tráfico responsable: «No se puede dejar nada al azar y menos cuando están en juego vidas humanas, comenzando por la del mismo conductor».

Los obispos animan a bendecir los vehículos, «una sana y buena costumbre que se
debe potenciar y popularizar», y a ponerse en las manos de Dios cuando se inicia el viaje, ya que esto «no es magia ni superstición, sino confianza plena en Dios». Y puntualizan, «es el Señor quien se compromete a bendecir a quienes piden su bendición con la fórmula que él mismo propone». En el mensaje también se invita a participar en las actividades que organicen las diócesis y parroquias en torno a esta festividad de san Cristóbal.

Paciencia, prudencia y respeto

En otra parte del mensaje, los obispos aconsejan paciencia, porque cuando se conduce, «querer ganar tiempo al tiempo saltándose las normas de tráfico y corriendo más de lo permitido es meterse por un callejón sin salida del cual no saldré ileso». Por eso, «hay que ser pacientes y mantener la calma cuando los elementos o circunstancias nos son adversos». Tampoco «es buena cosa» señalan, «conducir un vehículo ofuscado por las tribulaciones y problemas, pues seguramente nos van a distraer y apartar de la atención debida a la carretera».

También recomiendan máxima prudencia y respeto: «Los miles de siniestros o accidentes de tráfico que anualmente se producen en España, muchos de ellos con muertos, son suficiente motivo para que se circule con la máxima prudencia y respeto, más allá de las posibles multas». En este sentido, recuerdan que «cuando por una imprudencia y mal uso del vehículo he atropellado y matado a alguna persona, incluso miembros de la propia familia o buenos amigos» no hay dinero que pueda pagar «la pesada carga de arrastrar de por vida un peso así».

Cuando el accidente se ha producido y las graves consecuencias son palpables «los lamentos sirven de poco». Ahora «es el tiempo de tomar conciencia de lo que debo o no debo hacer para ser buen conductor, prudente y responsable, y evitar de ese modo cualquier percance».

Como conclusión, se insiste en la petición de ser «prudentes y respetuosos con las normas de tráfico», además de no dejar de rezar: «pedid la bendición del Señor y poned en sus manos vuestro camino». También a santa María de la Prudencia y san Cristóbal, «pidiendo por su intercesión la bendición del Señor según su promesa».

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